JE M'AIME: Schubert - Ave Maria (Opera)

REENCUENTRO

Noche de sábado, Lola y yo habíamos quedado, después de un larga temporada sin vernos, la encontré más gorda, bueno, por decir algo, tenía el culo ancho y rechoncho, pero seguía siendo Lola, la de siempre, parlanchina, atropellada en su forma de explicarse y con más ganas de hablar de los demás que de ella misma.
Fuimos a cenar al barrio gótico, a un sitio pequeñito que nos gustaba muchísimo, pero a ella no le hizo mucha gracia, Lola había cambiado, ahora llevaba perfume de marca y la ralla de los parpados tatuada, que por cierto le quedaba fatal, yo diría que más que un detalle estético parecía que le habían pegado un puñetazo en cada ojo, con sus casi cincuenta años Lola era muy “cool”, con ademán hortera, pero cool.
Mientras cenábamos ella no paraba de hablar:
-¿te acuerdas de Lucia? pues se ha separado, que fuerte, se encontró a su marido enculando al contable de la empresa,y en su propia cama, ya te digo,,que los hombres hoy en día… no hay ni uno sano,,;. ¿Y sabes que le ha pasado a Marta?..tan pija ella, pues su hija se ha quedado embarazada de un chino y el la ha dejado, y se a marchado a su país…ya ves Martita,,la perfecta,,,ya le está bien.
Yo ya estaba segura de que había sido un error quedar con ella, pero a lo hecho pecho, pensé.
Después de aguantar su sainete, despellejando a uno y a otro, salimos del restaurante y estuvimos paseando por las calles estrechas colindantes con la Catedral, hacía frío, y la verdad, yo tenía un dolor de cabeza de la óstia.
Lola tuvo la genial idea de ir a un bar de esos dónde se puede hacer el payaso un rato, bar-karaoke o pub-del-ridículo, llamémosle como sea, le dije que de acuerdo, ya todo me daba igual, esta salida era un desastre.
Al entrar noté un ambiente denso, sería por el humo o por la música, que la tenían a toda pastilla, yo me pedí una copa de cava y Lola un gin-tónic,,, Lola bebiendo,,,con lo mal que le sentaba,,que noche me estaba dando la culona.
Yo estaba aburrida, de oír a Lola y sus embrollos,,:
-que marrullera es, pensé,,,la gente no cambia.
De pronto empezó a sonar una canción,,como es de lógica en un karaoke la letra de la música empezó a llenar la pantalla dónde se visionaba un vídeo seudo romántico, ella se levantó apresurada y de un salto se posicionó en una especie de entarimado, y la madre !..empezó a cantar,,,,desafinó como no se puede desafinar,,como no tenía la vista muy bien y no veía la letra se la inventaba,,,yo ya no podía más,,mi desespero llegaba al límite del ser humano-
Le grité : -Lola ! Ven,,, ven.
Ella bajo como pudo del improvisado escenario, porque ya estaba pedo perdida, y vino hacia dónde estaba yo. Le pedí que me a acompañara al lavabo, que no me encontraba muy bien, mentira, yo tenía un plan, mi agobio y mi desesperación me llevaron a tramar un plan extremo.
　
Entramos en el lavabo, estaba oscuro y sucio, olía a orín rancio, Lola entró conmigo y una vez delante de la taza del wather, le metí su asquerosa cabeza dentro, me fue de fabula que estuviera embozado, porque el agua mezclada con mierda a saber de quién le iba a ir muy bien a la perra de la Lola. Le apretaba el cuello dentro de la taza, ella forcejeaba, pero entre que iba pedo y que yo soy más fuerte que ella, sus intentos por levantarse fueron en vano, así que yo seguía hundiéndole la cabeza dentro, que se tragara la mierda, la misma mierda que ella tiraba siempre encima a todos los que conocía. Dejó de moverse, se desplomó, yo estaba detrás de ella, impasible, después de la excitación, la calma,,,Lola ya no hablaba ,,,ni de ella ni de nadie, maldita guarra, yo me sentía como un héroe,, había liberado al mundo de un ser despreciable.
Recogí mi bolso, pagué las consumiciones y salí tranquilamente del lúgubre antro. Paseé un buen rato,,me sentía satisfecha,,y me dije : esto lo tenia que haber hecho en sexto de primaria, cuando Lola me rompía mis trabajos de barro del colegio y me humillaba delante de todas las compañeras, pero nunca es tarde, Lola se había callado, de una vez por todas.
　
　
　
　
　
　
　

Calla o Qué!!!!

Hablar no es malo-pero…-

hablar sin pensar-es fácil-callar no tanto--
hablar para desahogarse--para joder al prójimo-
herir-juzgar-cuestionar-enredar-ofender-fastidiar-
maldecir-calumniar-mentir-y casi nunca alagar--

callar no es tan fácil-
para no hacer daño--que no sufran-callar-
aunque duela-este-aquel-pobres los mios--callar-callar--
tragar y aguantar--

que pasará si no callas?--no, mejor callar-silencio--
eso duele-aquello también-
pero mejor callar--
así todos contentos- porque ellos hablan y tú callas--

Y al final ya no callas- y que pasa si tu hablas?--
te juzgan-sentencian y cuestionan-eres un cabrón-
porque nunca hablas-solo callas--

Por eso hablar sin pensar-es fácil--callar no tanto-
prefieren hablar y no escuchar--
por eso siguen calumniando-mintiendo-envidiando-

Será mejor callar ?- o tal vez hablar?.-
eso si-nunca ignorar !!-

GANGRENA

Yo no pedí que mi madre me pariera, ni que mi padre se la tirara sin contemplaciones, ellos no sabían que no me interesaba este sucio mundo, mi asqueroso embrión hizo varios intentos para desprenderse de la viscosa placenta del útero de mi madre.
Ya dentro de la panza de mi madre lloraba sin cesar,,,preguntándome un segundo y el siguiente también porque a mi,,porque,; con mis pequeñas apéndices que después serian orejas les oía discutir, “ que esto ahora no lo esperábamos,,,en mal momento “, y así me fui desarrollando,,mientras tuve espacio giraba sobre mi mismo, me parecía divertido y todo, más adelante no tenía espacio ni para tirarme un pedo, creo que fue a los seis meses de vida fetal que hice un último intento por escapar, pero a la tonta de mi madre se le ocurrió quedarse en cama el resto del embarazo,,y ahí dentro me quedé,,resignado,,sin espacio,, jodido,,a expensas de esa mujer inconsciente.
Con mi diminuto cerebro aunque desarrollado intelectualmente, no paraba de maquinar de que forma podría yo cambiar mi suerte, como el alimento me llegaba por el puto cordón umbilical no podía morir de inanición, si habría la boca con el fallido intento de morir ahogado, mi válvula botal se cerraba, y seguía respirando,,miraba a mi alrededor por debajo de mis parpados aún cerrados por si veía algún objeto punzante y así acabar con mi angustiosa agonía,,pero no,,todos los intentos fueron en vano,,,ya nada se podía hacer,,estaba seguro que el momento de salir a este engangrenado mundo se precipitaba.
Nací, en un frío mes de febrero, año de nieves, a medida que mi madre apretaba en cada contracción, yo me agarraba inútilmente a la placenta, que por cierto se estaba desprendiendo, y pensé: ¿ahora? ¿Ahora, hija de puta?, ¿ahora te pudres y te desprendes? Cuando ya no hay remedio, eso lo tenias que haber hecho nueve meses antes, inútil de mierda!; hice tope con los pies en las paredes del útero, doble la cabeza hacia un lado, con el fin de hacer presión contra una parte de la vagina y así retrasar el evento, pero todo fue estéril, nací, llore hasta quedarme sin un hilo de voz.
Aún recuerdo el comentario del simple de mi padre, le decía a la que me parió sin pedirme permiso: “Mira Angelita, el niño es buenísimo, nunca llora”.
　

ACOSO Y DERRIBO

Borja maldecía, no tuvo un buen despertar, la botella de ginebra que se había bebido la noche anterior le estaba taladrando las sienes, miró hacia el ventanuco y vio que estaba nublado, era un día más, no sabia que día era y mucho menos la hora, hacía tiempo que no miraba el calendario, y el reloj se lo habían robado una noche cuando dormía.
-¿Para qué necesito reloj, ni calendario?- se decía a si mismo, si todos los jodidos días eran iguales.
Se enfundó su abrigo raído y sucio, agarró el carro metálico que había robado en la parte trasera de algún centro comercial y colgó unas cuantas bolsas en el, tenía que llevarse todas sus cosas, de lo contrario cuando regresara al atardecer se lo habrían robado todo .
Saliendo a la calle se encontró con Mango, su compañero de borracheras:
-¡Hey! ¿Has oído lo que comentan sobre el edificio?- le preguntó a Borja.
-¿Acaso he tenido que oír algo?- le contestó el sin inmutarse.
-Dicen que hoy vienen los de la promotora con las máquinas- le seguía explicando su amigo.
-Ayer mientras estábamos bajo el puente algunos comentaban el tema... Borja ¿me escuchas? ¡Carajo! ¡Te estoy hablando tío!-
Mango se estaba poniendo nervioso, le sacaba de quicio hablarle a Borja y que éste ni le mirara.
-¡Que coño quieres!- le contestó a Mango sin levantar la mirada del suelo, el borracho le explicó con tono impaciente:
-Me da que hoy nos van ha sacar a patadas del edificio, los de la promotora ya no esperan más, muchos ya se han buscado otro sitio en donde vivir, cosa que no a sido fácil ¿Qué vas ha hacer tu?
-No lo he pensado- respondió él- Me da igual estar aquí o allí, y mira, hoy tengo cosas más importantes que hacer que preocuparme por esto, no me calientes más la cabeza, Mango, ¡me importan una mierda la promotora, el edificio y tu!-
Borja se marchó calle arriba con su rutina diaria, empujando su carro abarrotado de bolsas, pasaba el día entre contenedor y contenedor buscando algo útil que vender o si había más suerte algo que llevarse a la boca, hacía mucho tiempo que no sabia lo que era una cama mullida con unas sabanas limpias y secas, ya no se acordaba de lo que era comer en un plato un simple bistec con patatas.
En el pasado, y no muy lejano, el había sido una persona importante, ostentaba un alto cargo en una multinacional, vestía trajes caros y vivía en una casa preciosa en la parte alta de la ciudad, pero todo eso ahora se había acabado, perdió el trabajo, ya no tenia ni los trajes ni la casa, ni una familia, no tenía nada, se tenía a el mismo y a sus miserias.
Se sentó en un escalón y extendió su mano, a esa hora pasaba gente por la calle y siempre le daban alguna moneda, caía bien a la gente, con su pelo cano, rizado, dispuesto de manera que recordaba a un director de orquesta frenético, no parecía que tenía cuarenta y pocos años, de rasgos afables aunque de sonrisa forzada, aparentaba tener unos diez años más.
La calle quema, la calle te hace envejecer por fuera y te come por dentro.
　
Ese día no sacó mucho, apenas para un bocadillo, se le presentó un dilema, se gastaba el dinero en un bocadillo o se compraba un cartón de vino, lo iría pensando mientras recogía sus cosas y continuaba con su rutina, calle arriba, calle abajo, ahora abría un contenedor, removía los cartones, apartaba unas bolsas, nada, nada que llevarse a la boca, nada para ganarse un par de euros, hoy estaba resultando ser un día nefasto.
Bajó hasta el barrio chino, ya llevaba el cartón de vino en la mano, se había bebido más de la mitad, se encontraba más animado, efectos del alcohol sobre alcohol, Borja ya tenía tanto alcohol acumulado en sus órganos vitales que con un poco más que bebiera su vida pasaba de ser una mierda a ser un poco menos mierda, o al menos eso creía el.
Estaba mareado, se sentó en un banco, cerca de el estaban tocando el bandoneón, a él le emocionaba mucho esa música, el bandoneón, el tango, cuantos recuerdos, mientras escuchaba a los músicos le invadió una gran melancolía, le caía una lagrima por la mejilla, se puso triste, cabizbajo, su mente quedaba falseada por imágenes de su infancia, su abuelo tocaba ese instrumento, y le cantaba los tangos más desgarradores que conocía, a Borja de niño eso le impresionaba mucho, esas letras que narraban infidelidades, abandonos y tragedia, le marcaron profundamente.
Anochecía, volvió a empujar su carro, arrastrando los pies, con semblante cansado, se dispuso a volver a su cobijo, un local abandonado, mugriento, donde cada noche dormía entre basura y cartones húmedos, lo compartía con otros como el, personas que un día lo tuvieron todo y que ahora solo tenían una botella de alcohol y un puñado de bolsas como únicas pertenencias.
Al llegar delante del edificio donde pasaba la noche se paró en seco, se acordó de Mango y de la escueta conversación que habían mantenido esa mañana, levantó la vista y leyó un cartel enorme donde ponía:
"PROHIBIDA LA ENTRADA, EDIFICIO CERRADO, PROXIMO DERRIBO", y al lado otro cartel :"DERRIBOS ANQUERA".
La entrada estaba precintada , estuvo mirando por una ventana que tenia los cristales rotos, nadie, no veía ni oía nada, ningún rastro de movimiento dentro, se habían marchado todos. Se desplomó en el suelo, con su cartón de vino en la mano, lloró como nunca antes lo había hecho, no lloraba porque ya no tenía donde dormir, eso le importaba bien poco, lloraba porque su vida no tenia sentido, porque el no tenia nada ni a nadie, porque había sufrido de forma implacable un acoso y derribo salvaje contra su persona y su dignidad, si es que de eso último le quedaba algo.
Borja se levantó del suelo, empuñó su carro cargado con un montón de bolsas, tiró el cartón de vino vacío a un lado de la calle y apartando su cana cabellera de la cara dijo en voz alta con tono agrio:
-¡Y a mí que mierda me importa!- y siguió andando, con su carro atiborrado de bolsas, dobló una esquina y desapareció.
De lejos se oía como Borja entonaba... -Mi Buenos Aires querido... .
　
　
　
　
　
　

SOY ESTUPENDA

Paca era feliz, muy feliz, tanto que se le notaba a lo largo y ancho de su cuerpo, sus orondas curvas se balanceaban al caminar por el paseo, llamaba la atención de los hombres y también de las mujeres que la veían pasar, con su gran sonrisa, sus vestidos extremadamente estampados, de colores chillones y su barra de labios rojo número uno, tenía una cabellera larga y roja, ligeramente ondulada, la melena iba al compás de su movimiento, le gustaba perfumarse en exceso, demasiado. Nunca se le pasó por la mente que tenía un exceso de peso, ella se encontraba estupenda cuando se miraba al espejo, con esa cara redonda, ese culo redondo y ese par de tetas redondas, se decía:
-¡Estás que rompes la pana, nena!.
Esa tarde Paca salió de compras, quería un vestido azul celeste, se le había metido en la cabeza ese color y cuando algo se le ponía entre ceja y ceja tenía que hacerlo, se acordó que en el aparador de la tienda de la calle comercio había visto uno, con mangas de farol, entallado, como a ella le gustaba, que no quedara ni un centímetro de espacio entre la ropa del vestido y sus carnes voluptuosas, lo tenía muy claro, el domingo estrenaría el vestido.
Llegó delante de la tienda, miró el aparador y allí estaba, el vestido de su vida, con sus manguitas abombadas, entallado en la cintura del maniquí y un escote que dejaría ver el canalillo, ese canalillo que ponía nervioso a más de uno.
Entró en la tienda, era un local con un regusto rancio, el mostrador era de madera verdosa, las estanterías que servían para exponer los jerséis eran de la misma madera, en un rincón había un par de maniquís bastante antiguos vestidos de forma que parecían sacados de una película de los años cincuenta, todo era muy peculiar allí, pero a Paca le encantaba esa tienda, siempre encontraba algo muy acorde con su estilo.
La dependienta que lucía el mismo regusto rancio que el local, le pregunto a Paca:
-¿En que te puedo servir?- dijo con una voz que se parecía más a un chirrido de una bisagra vieja que a la de un ser humano -Me gustaría probarme ese vestido azul tan divino que tienes en tu aparador- le contestó Paca, la chica de la tienda le pegó un repaso a Paca de arriba a abajo y con tono burlesco le respondió: -No sé si tengo de tu talla- a Paca se le enrojecieron ligeramente sus redondos mofletes, se sentía mal y estaba cabreada, muy cabreada, pero levantó la vista sin inmutarse y mirando de forma altiva a la de la tienda pensó: -¿Que quiere decir esta tipeja?- no entendía ni su tono ni que diera por sentado que no tenía su talla.
Le contestó a la dependienta con determinación y mala leche:
-Oye guapa de cara, ya estás mirando si tienes la talla cincuenta y ocho, en azul celeste, que tengo prisa- la de la tienda corrió hacia la trastienda sin mediar palabra, de una caja marrón sacó un trozo de tela azul celeste que más que un vestido parecía una cortina de baño, se lo dio a Paca para que se lo probara, ella entro en el vestidor, se quitó el vestido rojo escarlata que llevaba, y se dispuso a probarse el azul celeste, bajó la cremallera e intento ponérselo por los pies, pero no le pasaba por sus anchas caderas, así que lo intentó por los hombros, y después de unos cuantos intentos, estirones y sudando como si estuviera a cuarenta grados al sol se enfundó el vestido, se subió la cremallera que a duras penas se mantenía cerrada, ella ya tenia maña en subir cremalleras imposibles,salió del probador, y se miró en un espejo alargado que había en una pared de la tienda y muy orgullosa le dijo a la dependienta:
-!Lo ves¡ si que lo tenias y me sienta de maravilla.
La dependienta la miraba sin decir nada. Paca estaba delante del espejo, más contenta que unas pascuas, enfundada en su vestido azul celeste y con un escote que dejaba ver su inmenso canalillo, que más que un canalillo parecía un canalón, sus tetas quedaban espectaculares a lado y lado de los botones dispuestos en renglera, a punto de saltar de los ojales, se giró, se apretó sus generosas nalgas con las dos manos, acariciando su maciza silueta, se volvió a mirar en el espejo y con una gran sonrisa no paraba de repetir:
-Me queda de muerte, de muerte.
Paca estaba satisfecha con su cuerpo y con su vida, se sentía segura, no le importaba lo que pensaran de ella, ni siquiera se cuestionaba nada al respecto, no tenia ninguna razón para huir de ella misma y de ser otra persona, porque le había tocado ser estupenda, divina y maravillosa.

LES SIRENES ...

17 ene 2011

Schubert - Ave Maria (Opera)

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